viernes, 11 de mayo de 2012

En tu memoria...







ELEGÍA A MANOLETE




¿Dónde estás Manuel Rodríguez?
¿Dónde se alarga tu sombra,
dibujada taciturna,
serena... al quite pronta?


Cuentan, los que te vieron,
que era bronce fundido
tu natural sobre el ruedo,
y tu estocada la pluma
con la que firman los genios.


Fuiste grande entre los grandes,
quizás, el mayor de ellos,
impartiendo, con firmeza,
tu doctrina califal
en el sinfín del albero.


Todo un señor, un caballero,
de la España triunfal que tú enlutaste,
pagando por ello un precio,
tu última gota de sangre.


Fue tu figura de mimbre,
quien mandando sobre el toro,
quebró una tarde de agosto
dignificando tu oro.


Tú, que desdeñaste tu carne
para hacerse monumento
dejándonos para siempre,
huérfanos de tu toreo.


Hoy, yaces aquí, maestro,
en la soledad del retiro.
Aquí dejaron tu cuerpo,
por la muerte ya vencido.


Aquí reposan tus glorias,
tu sudario desvalido,
descansando para siempre,
por los siglos de los siglos


Descansa en paz, Manolete,
¡Qué bien te lo has merecido!


             Autor: Pepe Bejarano




    Colección particular de Pepe Bejarano
                                                               


lunes, 9 de abril de 2012

El doctorado...

Manolete, álbum inédito (XXX)
   
Colección de Pepe Bejarano

En verdad no es una imagen inédita del diestro de Córdoba, todo lo contrario, tal vez sea una de las más reproducidas; lo que tiene de original estriba en la dedicatoria, que el paso del tiempo ha ido borrando, pero que todavía se vislumbra el trazo inseguro de la pluma a la altura de las medias de los matadores. Se puede leer: “Al buen aficionado José Mellado, su amigo Manuel Jiménez Chicuelo”. Así que el padrino de alternativa de Manolete viene del pasado para ilustrarnos uno de los momentos clave de la carrera artística del diestro de Córdoba: su doctorado.
Como sabrán los aficionados, ocurrió en la Real Maestranza un domingo 2 de julio de 1939. Como testigo actuó Rafael Vega de los Reyes, en los carteles Gitanillo de Triana. El toro de la ceremonia, del hierro de Clemente Tassara, se llamaba Comunista, de capa negra, pero por las circunstancias políticas del momento le fue cambiado por el de Mirador. Amantes de la letra pequeña de la historia: su cabeza se muestra en el museo taurino de Córdoba. No olvidemos otro testigo de ese ya lejano día, el fotógrafo Serrano, habitual en estas lides.
¿Y cómo iba Manolete? Pues el traje lo compró en la sastrería de Manfredi, entonces en la calle Jimios de Sevilla, de color heliotropo —una especie de rosa liláceo— y oro. Ese traje se encuentra hoy en la pequeña colección particular de los hijos de José Flores Camará, el que fuera su apoderado, en la finca Las Bernabelas, en el término municipal de Constantina.
Por cierto, fue la primera alternativa después de la Guerra Civil y Manolete, como de costumbre, le cortó las dos orejas a su oponente. Texto: Fernando Martínez.