jueves, 12 de mayo de 2016

La Anunciación de un Monstruo...


                                              Colección particular de Pepe Bejarano


Sepan que una alternativa de postín —hablamos de la vivida en primera persona por Manolete en la Real Maestranza— da mucho juego para anotar curiosidades, cruzar referencias y hacer comparaciones, en absoluto odiosas, entre aquellos tiempos y los nuestros.
 Vayan anotando, aunque sea mentalmente, algunos datos, al menos, que resultan llamativos. Veamos en primer lugar los precios de las localidades. La primera fila de barrera de sombra costaba 35 pesetas, el tendido 13 y la grada 10. En sol y sombra, los precios eran algo más ajustados, una primera fila de barrera 25, un tendido 10. En cambio, en sol se encontraban la más económicas, pues la primera fila de barrera se cotizaba a 8 pesetas y el sol alto a 6,50. Como curiosidad, todas las localidades sufrirían un incremento entre el 10 y el 20 por ciento en concepto del pago del subsidio pro combatientes. Hagan cuentas, un billete de tranvía costaba una media de 20 céntimos.
 ¿Dónde se podían adquirir las localidades? Entonces, la empresa tenía sus despachos en la calle Teniente Coronel Seguí número 4, que estarían abiertos desde el 30 de junio al 1 de julio. La plaza se llenó hasta la bandera, fue un festejo de máxima expectación. Increíble, ¿verdad? Vivíamos una posguerra después de tres años de combates. Un dato más para los amantes de las curiosidades, el cartel se imprimió en los talleres Acuña, hoy desaparecidos, y que se encontraban en la calle Placentines, en los números 47-49.
 Como comprenderán, encontrar un cartel como el reproducido en este artículo en la actualidad, es francamente muy difícil.
 La cuadrilla de Manolete se componía de Rafael Andrades Artillero y Rafael González Gordoncho como picadores. Con los palos actuarían Manuel Martínez Virutas, Rafael Saco Cantimplas y Manuel Pérez Vito. La empresa, además de un puntillero, proporcionaba dos picadores más agregados: Miguel Díaz Barbero y Antonio Capitán Chicotero.
 En la plaza, recuerden que el festejo se celebró un domingo 2 de julio de 1939, había tres gradas, la 4, la 6 y la 8, junto con los balcones 38 y 82, asignados a los heridos de guerra, junto con las localidades concedidas al gobernador militar de la plaza. Un último dato, los niños que no sea de pecho no pueden entrar sin billete. Texto: Fernando Martínez