Poco son los datos que conocemos de esta imagen, lo único cierto es que se tomó en Madrid en 1947, a las mismisimas puertas de la sastrería de toreros de Juan Giménez "El Tortas", en el número 12 de la madrileña calle Prádos. el resto es pura literatura especulativa, así que comentemos lo que se aprecia a simple vista. Manolete utiliza el capó de su lujoso Buick para firmar un autógrafo, uno más en su larga carrera como matador de toros. Podemos saber que salía de tomarse medídas y escoger sedas y bordados para renovar vestuario, ya que la nueva temporada estaba a la vuelta de la esquina; ha sido abordado por los aficionados que, más preocupados de mirar a la cámara, obvian el acto ínitmo de la firma del autógrafo.
El diestro luce unas prendas impecables. Se le ve relajado, sin prisas, tal vez por el hecho de no mirar al fotógrafo, pues puede tratarse de una cara familiar. La cara de asombro del chaval es muy auténtica, tan auténtica que da a entender que está junto a una aparición, a un Manolete tan irreal como en el que sale en los periódicos o en el NO-DO. Las señoras son elegantes, van a la moda, con el peinado arribaespaña, tan en boga en los cuarenta. Una escena íntima, alejada de la responsabilidad de los ruedos, de la soledad de la capilla y de las miradas del patio de cuadrillas. Texto: Fernando Martínez.
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