lunes, 26 de septiembre de 2011

Montería torera...

Manolete, álbum inédito (XXVII)

Colección de Pepe Bejarano

Arte venatorio y Arte de Cúchares, ¿quién da más? Pues Manolete, como casi siempre. La perfecta conjunción entre el matador de toros y el cazador. Desde tiempo inmemorial así ha sido. El diestro, durante la invernada, se retira a dar caminatas por los encinares con la escopeta al hombro en compañía de los suyos o de los compromisos que van surgiendo. En esta ocasión estamos en noviembre de 1943 en Jarandilla. Es él la figura del momento, el torero de referencia. ¿Cuántos están dispuestos a compartir una jornada de caza junto a su compañía?
Pero Manolete es distinto. No parece un cazador al uso. Es como si una firma de ropa de caza, de relojes o incluso una armería hubiera conseguido la exclusivdad de su imagen para la próxima temporada. El torero es elegante hasta en situaciones extremas, no aparece despeinado, el sombrero no le estorba cuando afina la puntería, el pañuelo a juego, el cuello levantado ligeramente, el elegante reloj en primer plano, las manos limpias, suponemos que la escopeta no es cualquier modelo, en fin, un compendio de buen gusto... ¿Qué piezas cobró ese día? Seguro que la muerte de las presas fue tan limpia como su pelliza. Texto: Fernando Martínez.

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