La Monumental de Barcelona es talismán para Manolete. Son muchas las tardes en las que hace el paseíllo en la ciudad Condal. Es fácil extrapolar —extrañísimo verbo— con los tiempos que nos han tocado vivir, pero las comparaciones se hacen necesarias. Cada tarde es un triunfo y la afición responde llenando los tendidos, como en la imagen de hoy. La Monumemtal es plaza de temporada y además de primera categoría, por lo que hay toros en cualquier fecha. Así un domingo 21 de marzo de 1943 se enfundó el traje de luces para hacer el paseíllo junto Pepe Bienvenida y Juan Mari Pérez Tabernero.
Se anuncian toros de Antonio Pérez de San Fernando y el resultado, hablando de Manolete, no puede ser otro que dos orejas, rabo y pata. La imagen de Valls recoge el instante del apoteosis triunfal. No sabemos si el diestro termina la vuelta al ruedo o está a punto de iniciarla. La cuadrilla se coloca a su espalda y mira a los tendidos para devolver las flores y los sombreros que lanzan al ruedo los entusiasmados aficionados. Uno de esos sombreros cae en los vuelos de su capote. Manolete se para, mira ligeramente hacia atrás, pues habrá sentido el leve impacto de una mascota. El resto del público a lo suyo, batir palmas, reir...en definitiva, a pasar uno de los días más felices de sus vidas. Texto: Fernando Martínez
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