Tiene nuestro protagonista una fuerza en su rostro que nos indica que es joven y está lleno de fuerza. Y no es extraña esa sensación, pues ha tomado recientemente la alternativa en Sevilla y se presenta ahora en la Monumental —curiosidades de la historia—, ya que es un coso de enorme responsabilidad y el matador que quiere conseguir algo en la Fiesta debe triunfar en la ciudad Condal. Ver para creer, ya no se van a anunciar corridas de toros en ese mismo coso.
Manolete se viste con un traje oscuro algo serio para su edad y se cita con la prensa. Allí está el objetivo de Francisco Sebastián, un fotógrafo habitual de la época. Se atisba una escalera monumental, tal vez han elegido un palacio. El diestro cruza los brazos, apenas esboza una mueca que se nos antoja una leve sonrisa. Hay un detalle que nos llama la atención, los pantalones le quedan un pelín cortos.
La corrida llegó el primero de octubre de 1939. Alternó en el cartel con Manuel Jiménez Chicuelo, Curro Caro y Juanito Belmonte; y los toros estaban marcados con el hierro de Atanasio. Manolete cortó 2 orejas y rabo. Perdonemos al torero el año en el que se hizo la fotografía, la guerra acababa de terminar, y se comprende que todavía los trajes no sean los de los años cuarenta. Todo se andará. Texto: Fernando Martínez
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